Se cuenta que, hace mucho tiempo, un humilde campesino se enamoró de una delicada ninfa de río. aunque sería más correcto decir que ella se enamoró de él.
Ella habría dado su vida y todo lo que estuviese en sus manos por estar con él, pero había algo que le impedía estar con su amado en todo momento, ella no podía permanecer fuera del agua durante un largo periodo de tiempo o moriría.
Un día, el campesino se enamoró de una humana y, llevado por el egoísmo, aun sabiendo que lo que pedía era imposible, acudió al encuentro de la inocente ninfa y le dijo que, si no vivía con él en tierra, ese era un amor imposible y debía abandonarla, ella, entre lágrimas, le imploró que no le hiciese aquello, que él sabía que si permanecía más de un día fuera del agua moriría, él, haciendo caso omiso a sus llantos dio media vuelta para no volver a ver esos ojos color aguamarina bañados por las lágrimas.
La ninfa se sumergió en el agua para no volver a salir nunca más, se cuenta que las piedras verdes que se encuentran en la playa son sus lágrimas que, ansiando vivir en tierra, se desplazan hasta las orillas de las playas.
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